TORRE CHAPULTEPEC UNO – Tecnología y colaboración con BIM

Por: Amairany Pérez/ Berlín, Alemania. Septiembre 2022
Desarrollada por grupo T69, diseñada por la firma Taller G en colaboración con KMD Architects, y llevada a construcción por BOVIS, con la dirección ejecutiva de Pablo Duro, la Torre Chapultepec Uno se corona como la tercera torre más alta de la ciudad de México, con una altura de 241 m, dividida en 58 pisos sobre nivel banqueta más 12 sótanos de estacionamiento.
Con una inversión de alrededor de 170 millones de dólares solo en su construcción, y con la participación de alrededor de 40 proveedores dedicados a distintas especialidades, este edificio integra tecnologías poco comunes, como los brazos robóticos para estacionamientos, o sistemas Top Down para la cimentación, la cual fue desarrollada por CIMESA, así como un Mass Damper en el nivel 58. pero una de las cosas que más destaca de este edificio, es que este se desarrolló y construyó exitosamente siguiendo la metodología BIM.
La construcción de la torre Chapultepec Uno comenzó en el año 2014, y finalizó en 2019, lo cual significó un crecimiento y madurez de procesos importante en todos los equipos que participaron, según nos comparte Hiram Andrade, quien fuera el gerente BIM de dicho proyecto por parte de BOVIS.
Andrade, quien actualmente continúa colaborando dentro de BOVIS, y que forma parte del BIM Task Group México, comenta que esta torre ha sido uno de los proyectos más completos y a su vez gratificantes en el cual ha tenido oportunidad de participar, ya que , a pesar de los retos que implicaba, la cantidad de especialistas involucrados, y la magnitud de la obra, al menos el 80 % de los especialistas ya habían trabajado previamente con BOVIS y además, ya contaban con un nivel de madurez suficiente como para lograr alcanzar los objetivos planteados por el cliente siguiendo procesos colaborativos basados en BIM.
La metodología BIM se aplicó apoyándose en herramientas de la casa de software Autodesk, en rubros como el modelado del proyecto en Revit 2015, en un Nivel de detalle 350, el cual permite que la documentación bidimensional del proyecto, así como detalles constructivos, vengan directamente del modelo, no solo en la especialidad de arquitectura, sino también en las especialidades electromecánicas y estructurales.
Otro tema en el cual también se utilizó la metodología, fue al momento de coordinar las distintas especialidades utilizando herramientas especializadas en esa tarea, en este caso Navisworks, plataforma que permitió federar los modelos que conformaban el proyecto, y seguir una serie de pasos automatizados que indicaban si estos modelos se integraban de manera correcta, o había algún choque o incidencia que debía ser corregido, lo cual no solo garantizaba un producto de calidad, sino que previno errores mucho antes de iniciar obra.
Además, también se utilizaron otras herramientas basadas en BIM para cálculos estructurales y simulación de montajes, lo cual permitía analizar los mejores escenarios previo a la intervención en sitio.
Hay que recordar que BIM no solo es tecnología, por lo que vale la pena destacar que , si bien las herramientas facilitaron mucho el proceso e hicieron el objetivo alcanzable, detrás de cada herramienta, había un grupo de expertos en cada rubro o ingeniería, además de una serie de procesos planteados que permitía y promovía la colaboración, por lo que otro de los elementos más importantes que permitió que el trabajo colaborativo fuera exitoso, fue la sala BIM, ya que, además de ser la cuna del proyecto BIM; también sirvió como taller de intercambio y aprendizaje en donde se realizaban talleres de capacitación y pláticas en donde los especialistas más experimentados, compartían sus conocimientos con el resto de sus colegas, fomentando un crecimiento profesional dentro y fuera del proyecto.
Por último, Hiram nos deja una reflexión contundente, en la cual menciona que, a pesar de que cada vez más tenemos proyectos de alto nivel como lo ha sido la Torre Chapultepec Uno, la industria AIC en México aún tiene muchos retos que afrontar a corto y mediano plazo antes de lograr interiorizar la metodología BIM y uno de esos retos es que muchas empresas que buscan implementar BIM, siguen haciendo los proyectos de la manera tradicional y ven la metodología BIM como un paso más, lo cual termina encareciendo los proyectos, en cambio, si el proyecto tiene implícita l a metodología BIM desde el inicio, esto es algo que definitivamente no debería pasar.


Finalmente, Andrade invita a aquellas empresas de diseño que buscan crecer, a tener un cambio de mentalidad, así como una apertura a replantear aquellos procesos que los mantienen atados a procesos obsoletos, para lograr crecer no solo como profesionales o empresas individuales, sino como industria y país.